La Fórmula 1 oficializó ayer el secreto a voces que todos esperábamos en estos últimos días del mes de febrero: confirmada la decisión por la que el “Gran Circo” sucumbe ante el dinero y el poder de las autoridades bahreiníes frente a la Europa que vio nacer e hizo grande el deporte que tanto amamos en occidente.

Es curioso que, tal y como tanto se ha hablado en los últimos meses, la Fórmula 1 haya vuelto a hacer el ridículo ante el mundo entero, esta vez, incluso, antes de comenzar una temporada con la que todos llevamos soñando después del espectáculo brindado por los pilotos en el ya pasado 2021, así como por la entrada en vigencia del tan esperado nuevo reglamento que llega para, según ellos, mejorar por completo la emoción de las carreras.

Y es que bendita hemeroteca, como se suele decir, ahora que parece ser el momento idóneo para recordar aquel propósito que tanto nos quiso vender Liberty Media en su llegada al poder. ¿Quién no recuerda su casi eslogan “queremos acercar la Fórmula 1 a sus aficionados”? Pues mira por donde, en estos tiempos en los que se prioriza un régimen y sus intereses frente a una pretemporada que no sólo hubiese sido histórica en España, sino también en Europa.

En un momento de auge internacional para la Fórmula 1, habiéndose creado una comunidad formulera nunca antes vista en nuestro país desde el fenómeno alonsista de los años 2005 – 2006 cuando todavía no existían las redes sociales a gran escala, no me cabe duda de que el Circuit de Barcelona – Catalunya estaría a rebosar entre los próximos 23 y 25 de febrero. Tanto de aficionados españoles como de europeos que esperan con ansias el regreso de la acción en pista.

Sin embargo, la cantidad incesante del país de mediano oriente acapara toda la exclusividad de estos tests que si no hubiese sido por deseo expreso de los equipos, se habrían celebrado íntegramente en Bahrein. Así, qué lejos quedan aquellas pretemporadas de infarto que se llevaban a cabo no sólo a puerta abierta, sino que también en fechas de fin de semana para poder albergar tanto público como fuera posible.

Pero las cosas han cambiado y el deporte parece alejarse poco a poco de Europa, ese continente creador y comprometido, su principal eje internacional en cuanto a afición, así como de Latinoamérica, nuestros hermanos que tanta pasión le ponen, para emigrar cada vez más a Oriente y Norteamérica, donde prima el dinero y lujos como único interés, sí, pero que jamás llegará ni siquiera a un 50% del amor por la Fórmula 1 que demostramos los europeos e iberoamericanos.

Así están las cosas y así afrontamos el futuro, una Fórmula 1 que este año estaba llamada a cruzar fronteras y a reventar taquillas, pero que sin embargo hoy nos avergüenza y no nos representa, ya que, amigos lectores, si optan por abandonar y dejar atrás a su verdadera afición, esa por la cual es una referencia en auge a día de hoy, no merece nuestro cariño y respeto, como, orgullosos, demostramos ayer con el hashtag #NoMoneyNoOfficialTest.