Williams es uno de los grandes equipos de la Fórmula 1, uno de los históricos. Por su estructura han pasado la inmensa mayoría de los mejores pilotos, y de sus ingenieros han salido verdaderas revoluciones. Sin embargo, a nivel organizativo, siempre ha tenido decisiones complicadas de entender.

No es nuevo, pues ya con Frank Williams y Patrick Head al frente, sus decisiones acostumbraban con no dejar indiferente a nadie. Sin embargo, desde Claire Williams tomó las riendas del equipo, y siempre considerando que sus directrices suelen estar consensuadas con Frank, el equipo ha entrado en una dinámica que difícilmente no acabará en desastre.

Criterio único en Williams: El dinero, por encima de todo

Lejos de aprender de errores del pasado, Williams sigue repitiendo con pilotos sin carisma, de talento cuestionable, y que poco o nada van a aportar al equipo más que una cuantía económica, cuya necesidad parece justificar cualquier decisión. Si bien se podía entender los beneficios de Lance Stroll en la estructura, pues esto al menos esto permitía tener a Felipe Massa, no era así en otros casos.

Estas maniobras se volvían injustificables cuando se cambió al brasileño no por un piloto de garantías, sino por el mejor postor, que en esta ocasión fue Sirotkin por delante de Kubica. Una de las peores temporadas en la historia de Williams no fue revulsivo para el equipo, aunque en este caso, dio exactamente igual, pues ni dos campeones del mundo hubiera podido sacar rendimiento del monoplaza que pilotaron George Russell y Robert Kubica en 2019.

¿Invertir en pilotos? No, gracias.

¿Les ha hecho cambiar de dirección? No. Sale Kubica, entra Latifi, piloto con más presupuesto que talento. Al igual que con anteriores pilotos, Williams se empeña en tratar de vender las bondades del piloto que han contratado, cuando ya no engañan a nadie. Ni a ellos, ni a los aficionados en general, ni a los propios aficionados que aun se consideran seguidores cuando el equipo de Grove mostraba alma y espíritu propio, y por supuesto, a los patrocinadores, ninguno de los cuales ha logrado fidelizar en los últimos años.

Además, el equipo parece empeñado en vender todo que sea susceptible de ser vendido. Poco importa que los test estén tremendamente restringidos, pues Williams también prescinde de ellos, contratando pilotos cuyo único aporte es económico y que no puede ayudar a los ingenieros a encontrar nuevas soluciones. Al menos con el consuelo de que George Russell haya recalado en sus filas, si bien, él es y será piloto de Mercedes.

Complicado motivar al aficionado de Williams, cuando su propia dirección ha llevado al máximo la idea de sobrevivir sea cual sea el coste, sin tener en cuenta que la entrada en una espiral negativa cierra cualquier puerta, no ya a lograr buenos resultados, sino a la propia continuidad y existencia del equipo.

Vía – caranddriver.com