El circuito de Zandvoort, situado en la costa de los Países Bajos a no mucha distancia de Ámsterdam decidió recientemente acometer una de las remodelaciones más importantes en sus más de 70 años de historia. El objetivo no era otro que lograr el regreso de la Fórmula 1 al trazado, ausente del calendario desde 1985, recuperando el estatus que Alberto Ascari le dio con el primer triunfo, en la temporada de 1952.
Profunda y costosa remodelación
Inaugurado en 1948, no resulta difícil imaginar que se trata de un circuito clásico, estrecho para los estándares actuales y con unas instalaciones no excesivamente extensas, por lo que para ser elegido como sede del Gran Premio de los Países Bajos, el circuito tuvo que convencer a la Fórmula 1, para lo cual se comprometió a renovar por completo el paddock así como a variar ligeramente el trazado, siendo las curvas peraltadas la gran novedad.
Dichas inversiones requerían de una importante suma económica en la que el gobierno se quería mantener al margen, por lo que los promotores tuvieron que captar capital privado. Para ello, idearon diferentes fórmulas, entre las que se incluía la recaudación de las entradas del Gran Premio de Fórmula 1, no solo de 2020, sino también de las temporadas 2021 y 2020.
Zandvoort goza de una alta afluencia de público en el resto de eventos que se disputan a lo largo del año, donde acuden tanto series nacionales como continentales, lo que también supone fuente de ingresos para el circuito. Pero todo se ha ido al traste con la crisis provocada por el coronavirus, y la situación amenaza con ir a peor.
Sin eventos hasta septiembre
Mark Rutte, primer ministro de los Países ha seguido la tendencia marcada por países colindantes como Bélgica y Alemania, prohibiendo los eventos de alta concentración de público hasta el 1 de septiembre, lo que evidentemente tiene efectos directos sobre la Fórmula 1 y su Gran Premio, pero también sobre el circuito, que concentra el grueso de sus eventos entre primavera y verano.
Ahora, los políticos están teniendo toda la precaución que no quisieron tener a la llegada de la pandemia, y tal y como explicaba el propio Rutte “no podemos correr riesgos en los próximos tres meses”, anunciando que no habría ningún tipo de evento, ni tan siquiera fútbol. “No podemos evitar hacer este sacrificio”.
Mientras, el circuito no quiere ni oír hablar de celebrar su Gran Premio a puerta cerrada, tal y como sí han propuesto Silverstone o el Red Bull Ring. Toda la inversión necesita del retorno del público, y no recibir esta liquidez puede suponer la ruina del circuito que ni tan siquiera va a poder recibir campeonatos como los GT’s, los dependientes del ADAC, o incluso los eventos de ciclismo que había previsto.
Sin ingresos
Zandvoort confió toda su suerte a la alta actividad de la que presume el circuito, con más de 300 días de ocupación al año, sin embargo, la crisis del COVID-19 le ha venido en el peor momento posible, y el futuro se torna gris.
Vía – caranddriver.com