Cuesta expresar con palabras la idiosincrasia de una prueba como el Dakar. La forma en la que una aventura que te lleva al límite tanto mental como físicamente consigue enamorar de por vida a muchos de sus participantes. Sin embargo, los Raids no son para todo el mundo. Son numerosos los factores que pueden decantar la balanza bien hacia el crear adeptos de por vida o bien hacia el “yo aquí no vuelvo.”
No hace falta entrar en las intimidades de los pilotos, pues hemos tenido la fortuna de casi vivirlo de primera mano gracias a documentales grabados sobre la marcha. Así pues, mientras Jesús Calleja apenas había abandonado en su primera participación ya estaba diciendo que iba a volver, otros como el aventurero Charley Boorman, que había filmado numerosas aventuras en moto, finalizó el Dakar en 2006 con un balance totalmente opuesto.
Es fácil entender la postura de Boorman. 2006 no fue una edición agradable. Con salida desde Lisboa, les pasó prácticamente de todo. Un Rally frío que golpeó la caravana con la trágica muerte de uno lde os participantes más carismáticos como el motociclista Andy Caldecott. Boorman, que junto a su equipo logró el objetivo de llegar a Dakar, consiguió plasmar de una forma fantástica cómo la carrera le derrotó sin dejarle fuera, concluyendo al final de ‘Race to Dakar’, que esta prueba no era para él.
Por este motivo, el estreno de Fernando Alonso en los Raids cobraba especial importancia, más cuando el asturiano aún no se ha comprometido totalmente con el Dakar, precisamente por si hay algo de esta desconocida disciplina que le acabe echando para atrás. Y lo cierto es que Alonso tuvo un estreno en el que no le pudieron ocurrir más cosas. A pesar de lo corta de la prueba, el asturiano se enfrentó a varios contratiempos de los que te pueden quitar las ganas… pero no fue así.
Fernando Alonso experimentó un vuelco, rompió el parabrisas por dos veces y tuvo que pilotar sin él, comiendo arena, atropelló un animal, y sus tiempos, si bien fueron especialmente competitivos en la segunda vuelta, están lejos de Giniel de Villiers, que tampoco es el hombre con más velocidad pura de cuantos compiten en el Dakar. Suficiente como para empezar a desencantarse con esta aventura. Y sin embargo… Alonso acabó extremadamente contento. La confirmación que quizás necesitaba para saber que esta aventura sí se va a adaptar a él.
Fernando fue el tercer piloto más rápido en el prologo y repitió tercera posición en la segunda pasada, a más de siete minutos de De Villiers, pero a apenas uno del segundo clasificado, Henk Lategan. El decimosexto puesto con el que concluyó la prueba no pasará a la historia ni será recordado para el gran público, pero sí para el asturiano.
Para muestra, unas horas después, Alonso ya estaba en Qatar. ¿Descansando? No precisamente. Nasser Al-Attiyah le estaba dando unas clases avanzadas sobre cómo afrontar dunas. No es la primera vez que Nasser accede a instruir a pilotos que van a ser sus rivales a corto plazo, pues ya lo hizo con Loeb años atrás. El qatarí es bien conocido por su franqueza y honestidad, accediendo a acciones que otros pilotos rechazarían rápidamente.
Muchas incógnitas estaban por despejar en el estreno de Fernando Alonso en los Raids, y muchas respuestas se obtuvieron. Como bien dijo el asturiano, muchas primeras veces, y en el horizonte, un nuevo reto en el que Alonso ha puesto sus miras.
Vía – caranddriver.com