Considerado uno de los grandes de la Fórmula 1, el piloto alemán atesora un número excesivamente alto de errores que no le dejan en buen lugar.
Fernando Alonso comunicó a Ferrari su intención de marcharse del equipo mediada la temporada 2014 de Fórmula 1. El piloto, se sintió desengañado con las capacidades del equipo, el cual se adentró en lo que iba a ser una profunda remodelación, con despidos, nuevas contrataciones, y nueva estructura organizativa.
Sin el piloto que había sido pilar del proyecto de Maranello, Ferrari perdía una gran baza, obligado a tantear el mercado para traer al mejor piloto disponible. Con Lewis Hamilton dominando, Vettel parecía la mejor opción, y a por él fueron. El alemán estaba teniendo un año horrible en Red Bull, con continuos fallos de fiabilidad, siendo superado por el recién llegado Daniel Ricciardo, que le superó tanto en podios, y de forma más dolorosa, en victorias, con tres a cero. No fue difícil convencerlo.
En una Fórmula 1 que iniciaba una era con las unidades de potencia híbridas, resultaba más fácil confiar en una gran fábrica que en un equipo cliente, como es Red Bull. Así pues, Sebastian Vettel se unía a la disciplina de Maranello para la temporada 2015, formando equipo con Kimi Raikkonen.
Las sonrisas no tardaron en llegar a Ferrari. Tras un mal año, la primera carrera acabó con podio de Vettel, consiguiendo el primer triunfo en la segunda, en el Gran Premio de Malasia. No sería la última de esa temporada, en la que Ferrari respiraba, si bien la ventaja de Mercedes resultaba hasta casi insultante.
Con podios y victorias año a año el proyecto iba avanzando. 2017 comenzó de forma intachable para Vettel, de forma que tras Mónaco, el alemán tenía tres victorias y tres segundos puestos. Parecía que iba a ser la temporada en la que el piloto pudiese luchar por el título. No ocurrió. Tras un mazazo psicológico ocurrido tras Monza, Ferrari inició una gira asiática llena de calamidades, entre las que se incluye un accidente en la salida de Singapur, en la que se acusó al piloto alemán de cerrarse en exceso, dejando sin espacio a los rivales.
Si bien es cierto que la temporada 2018 empezó ligeramente peor que la de 2017 hasta Mónaco, el consuelo de Ferrari es que a Mercedes no le iban mucho mejor las cosas, lo que les permitió colocarse en una posición envidiable, recuperando el liderato en verano, tras arrebatarle en casa a Lewis Hamilton la victoria del Gran Premio de Gran Bretaña.
Pero llegó Alemania, y algo cambió. Sebastian Vettel cometía un claro error de pilotaje cuando se dirigía sin oposición hacia el triunfo. Con la pista en condiciones delicadas, el de Ferrari acabó contra el muro, arriesgando en una de las pocas curvas sin escapatoria asfaltada que aun sobreviven en el calendario de la Fórmula 1. De aumentar su ventaja en el liderato, a perderlo. Las buenas caras se borraron en Ferrari.
No estaba todo perdido, y el equipo lo intentó hasta el final. Sin embargo, Vettel no parecía el piloto centrado que se presuponía, y atesoró a lo largo del año ciertos errores que costaron valiosos puntos. Algunos, en luchas cuerpo a cuerpo, como en el Gran Premio de Italia, en Monza, cuando sufrió un trompo en lucha con Lewis Hamilton. La temporada continuó de forma gris para Ferrari, que veía coronarse de nuevo a Mercedes como doble campeón del mundo en un año en que el SF71H había tenido potencial como para llevarse el triunfo.
Borrón y cuenta nueva, debieron pensar en Ferrari, que comenzaron 2019 de forma inmejorable, a tenor de los datos de pretemporada. El nuevo SF90 aparentaba ser el vehículo dominante con el que habían soñado en Italia desde hace mucho tiempo. Desafortunadamente para sus intereses, Australia fue un jarro de agua fría, donde los Ferrari no fueron tan rápido como se esperaba, y quedaron apeados del podio.
Allí, el equipo actuó con órdenes de equipo, impidiendo que un rápido Charles Leclerc adelantara a Vettel. Legítimo pensar que el alemán es el piloto para luchar por el título, y no el recién llegado, además de que el pobre rendimiento del piloto estaba en parte explicado por una mala estrategia, lo cual no evitó que fuese una maniobra que acabó dando mucho que hablar y enfureciendo a muchos aficionados que ven en la juventud, la cara de no haber roto un plato, y en las siempre buenas palabras de Leclerc, su piloto de futuro, o incluso de presente.
Sin apenas tiempo para analizar, Ferrari y Vettel aterrizaron en Bahréin, donde los de Maranello recuperaron el rendimiento mostrado durante la pretemporada para dominar todos los entrenamientos y conseguir un doblete soñado en clasificación. Con un solo pero; fue el recién llegado y no Vettel el que consiguió el mejor tiempo.
Ya en carrera, Vettel realizó una gran salida para recuperar el liderato, mientras Leclerc se perdía en luchas con los Mercedes. Sin embargo, el monegasco tenía un ritmo fantástico, y no tardó en quitarse de en medio a las flechas plateadas para ir poco después a por su propio compañero de equipo, adelantándolo sin mucho inconveniente.
Con la degradación de los neumáticos presente, Hamilton se las apañó para acercarse a Vettel y meterle cierta presión. Usando un ‘undercut’, metió suficiente presión a Ferrari, como para que el alemán no se encontrase cómodo. En el fin de semana que Ferrari se había mostrado más fuerte en mucho tiempo, Vettel se sentía acosado por Hamilton. El alemán resistió las primeras acometidas, pero finalmente, y con mucho riesgo por el exterior, Hamilton se puso por delante. La presión se apoderó de Vettel, y pensando en devolverle el adelantamiento en la siguiente curva, se pasó de optimista con el acelerador, sufriendo un trompo, que además destrozó los neumáticos hasta el punto de que las vibraciones acabaron rompiendo también el alerón delantero. Cierta fortuna le quedó a Vettel, que aun pudo llegar a boxes y acabar la carrera en quinta posición.
Pocos dudarían que Ferrari tenía potencial para marcar un doblete en Bahréin. Pero el coche que lideraba, tuvo un problema mecánico, y cuando el segundo vehículo debía responder, estaba muy retrasado, tratando de recuperarse del trompo, que de nuevo, sufrió en plena lucha con Lewis Hamilton. Un error, el de los fallos evitables, que parecer repetirse de forma cíclica.
Si ya había aficionados que se cuestionaban si Vettel era el piloto idóneo para Ferrari, especialmente tras la ristra de fallos de 2018, este comienzo de temporada no ha hecho más que avivar un fuego que el buen rendimiento de pretemporada del SF90 había apagado.
Muchas preguntas se pueden hacer en torno a Vettel, un cuatro veces campeón del mundo, que pese a su veteranía, sigue acumulando ciertos errores que han provocado la pérdida de confianza de los aficionados ferraristas, los cuales ahora se están volcando con Leclerc. El alemán, obligado a reaccionar antes de que sea demasiado tarde, de nuevo, con más presión encima de la que el piloto parece capaz de tolerar, y ahora, con un rival que parece mucho más ambicioso de lo que era Kimi Raikkonen.