Nuestro vehículo, al igual que cualquier máquina, sufre desgaste con el uso. Algunas piezas están diseñadas para soportar cierto nivel de deterioro y requieren reemplazo periódico, como los frenos (discos y pastillas) o el embrague, cuyo tiempo de vida útil depende directamente de la intensidad y frecuencia con la que se utilice.
Pero, como bien plantea el título de este artículo, ¿cuáles son las piezas que más suelen fallar en los coches? La respuesta varía según el tipo de vehículo y su sistema de propulsión. No es lo mismo un motor diésel que uno de gasolina.
Motores diésel vs. gasolina: Diferencias en el desgaste
Los motores diésel tienden a generar más carbonilla que los de gasolina, lo que afecta componentes clave como la válvula EGR (recirculación de gases) y el filtro antipartículas. Si el coche circula principalmente en ciudad, estos sistemas pueden obstruirse con facilidad, generando costosas averías. Es conveniente que sepas interpretar los testigos del coche que pueden evidenciar de un mal funcionamiento.
Cada testigo advierte de un fallo, que, en ocasiones, puede llegar a ser fatal si no se detiene el coche al momento, como el de fallo de presión de aceite. Por ello es importante saber que indica cada testigo del cuadro.
Por otro lado, los motores de gasolina producen menos residuos de combustión, lo que prolonga la vida útil de estos sistemas. Sin embargo, esto no los exime de otros problemas mecánicos.
Mantenimiento y piezas de desgaste más comunes
Independientemente del tipo de motor, todo coche requiere de un mantenimiento periódico y la sustitución de ciertos componentes esenciales. Entre las piezas de recambio más comunes encontramos:
- Filtros: de aire, aceite, combustible y climatización.
- Bujías y calentadores (en motores de gasolina y diésel, respectivamente).
- Correas: distribución, alternador y accesorios.
- Elementos de frenado: pastillas, discos y líquido de frenos.
- Suspensión y rótulas: muchas veces olvidadas, pero fundamentales para la estabilidad, confort y buen funcionamiento dinámico del vehículo.
La suspensión, por ejemplo, se desgasta con el tiempo, reduciendo progresivamente su capacidad de absorción y afectando la seguridad del coche. Es habitual que el conductor sea el que, poco a poco, se vaya acostumbrando al deterioro de la suspensión supliendo en la conducción dicho desgaste.
Averías específicas según marca y modelo
Cada fabricante y modelo tiene sus propios «puntos débiles». Por ejemplo, algunos motores diésel como el antiguo y retirado 1.6 HDI del grupo PSA (Stellantis actualmente) tuvieron problemas con la lubricación del turbo, aunque fueron corregidos en versiones posteriores, este fallo si no se tenía en cuenta, podía derivar en la rotura del turbo.
Esto significa que, aunque los coches de una misma marca con el mismo motor pueden presentar fallos similares, no hay una regla universal que determine qué piezas fallarán en todos los vehículos.
¿Deberías cambiar las piezas por tu cuenta?
Si bien algunas tareas de mantenimiento, como el cambio de aceite y filtro, pueden ser realizadas por usuarios con conocimientos básicos de mecánica, otras requieren herramientas especializadas y algo de experiencia. Por ejemplo, sustituir una válvula EGR en algunos modelos modernos puede ser un trabajo complejo y tedioso, ya que suele estar ubicada en la parte trasera del motor, obligando a desmontar otros componentes antes.
En conclusión, no existe una lista exacta de piezas que se averiarán con el tiempo, ya que el desgaste depende del tipo de conducción y del mantenimiento que reciba el vehículo. Un coche que circula mayormente en ciudad sufrirá desgastes diferentes a uno que haga largos trayectos en carretera.
Por eso, lo mejor es realizar revisiones periódicas y acudir a un taller profesional cuando sea necesario. Mantener el coche en buen estado no solo evita costosas averías, sino que también garantiza una conducción más segura y eficiente.
No olvidar que los coches son capaces de advertir, en cierta media, algunas averías con antelación como son problemas de emisiones con el encendido del testigo correspondiente, fallos en los frenos, airbags u otros sistemas del vehículo.
Tan solo tendrás que hacer caso si se enciende un testigo de advertencia o avería en el cuadro de tu coche, no lo dejes pasar, puede ser grave.

