Max Verstappen humilla a la Scuderia Ferrari en una nueva lección de pilotaje y estrategia en casa de una estructura italiana que se mantiene en decadencia: el neerlandés está más cerca del título en un domingo de remontada de Carlos Sainz, abandono de Fernando Alonso y dos puntos épicos de Nyck de Vries en su debut en Fórmula 1.

Una parrilla de los más inusual, consecuencia de las múltiples sanciones que alteraron el resultado final de la clasificación de ayer. Y con ello, las expectativas de una carrera apasionante con muchos coches fuera de posición. Unos a la remontada, otros a la defensa. A diferencia del resto de carreras soporte del domingo, la salida y la primera vuelta transcurrían sin incidentes destacables, tan sólo un pequeño toque entre uno de los Haas y Valtteri Bottas en la primera frenada.

Lando Norris tampoco protagonizaba una gran salida, quedándose clavado en los primeros metros y perdiendo numerosas posiciones. La emoción, sin embargo, apuntaba hacia atrás. Carlos Sainz era el protagonista de una espectacular remontada desde la vuelta inaugural de este Gran Premio de Italia. En la vuelta número catorce, el piloto español ya se situaba en cuarto lugar. Otra de las remontadas destacables, la de Max Verstappen: segundo clasificado en apenas seis vueltas.

Y en tan sólo una docena de vueltas, Sebastian Vettel provocaba un coche de seguridad virtual tras aparcar en una escapatoria por problemas mecánicos. Un regimen que aprovechaba Charles Leclerc para realizar su primera parada y montar el compuesto medio. Un pit-stop demasiado precipitado que iba a condicionar el resto de su carrera. Una vez más, la Scuderia Ferrari se adentraba en una encrucijada que le iba a costar el triunfo en casa.

La gran lucha se libraba por detrás, con Daniel Ricciardo propiciando un gran tren de DRS que agrupaba una buena cantidad de monoplazas a sus espaldas. Entre ellos, un muy competitivo Nyck de Vries con el Williams Racing en su debut. El piloto neerlandés mantenía posición en la salida y el ritmo suficiente como para seguir al resto de pilotos a menos de un segundo de distancia. Fernando Alonso, también en este grupo, abandonaba en el ecuador de la prueba por problemas técnicos.

Con el paso de las vueltas y la parada al compuesto medio de Max Verstappen, la victoria de Charles Leclerc tan sólo pasaba por un hipotético coche de seguridad o un milagro. Finalmente, ninguna de las opciones se materializaba a corto plazo y los de Maranello optaban por hacer una segunda parada al neumático blando. Una decisión que condicionaba, más si cabe, sus opciones al triunfo. Esta elección ni siquiera les permitía cerrar cinco de los veinte segundos de desventaja.

La sorpresa llegaba a falta de seis vueltas para el final, con un coche de seguridad provocado por el abandono de Daniel Ricciardo. George Russell y Carlos Sainz eran los primeros en pasar por el pit-lane. Tras ellos, Max Verstappen, Charles Leclerc y el resto de pilotos. Pese a todo, la carrera terminaba bajo el regimen de Safety Car en un nuevo final de vergüenza para la Fórmula 1: la lentitud de los comisarios y una decisión polémica fulmina las opciones de un gran final en Monza.

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Vía – thebestf1.es